A mediados de los setenta, la electrónica comienza a implantarse en la vida cotidiana y abre nuevas posibilidades, fruto de las cuales nace el taxímetro electromecánico AMMA 2.
En 1976 nace Taxitronic S.A. Su primer hito es el diseño y fabricación del taxímetro TX4 (comercializado bajo la marca Taxitronic) que se convierte en el primer taxímetro electrónico del mercado. El TX4, supone además, una revolución en la estética del momento, con formas estilizadas y diseño industrial innovador. El rotundo éxito del TX-4 y su evolución en los modelos TX10 y TX12, permiten a la empresa proyectarse y consolidarse en todo el mercado español.
El 31 de julio de 1986 se constituye Interfacom SA, con sede en la calle Galileo de Barcelona, pasando a ser Taxitronic la marca con la que comercializa sus productos. Esta evolución viene marcada por un aumento de la inversión en I + D e innovación, y por la expansión al mercado internacional, tras haber consolidado una posición privilegiada en el mercado español. Argelia, Alemania, Portugal, Italia, Holanda… son sólo algunos de los países de la larga lista en los que tiene presencia Taxitronic, dentro de una reconocida cultura de la internacionalización que se prolonga y perdura hasta hoy.
La apuesta por la innovación da como resultado la creación del taxímetro TX-22, con una estética moderna, menor tamaño, pantalla de cristal líquido y nuevas soluciones de display. La grabación de los datos en un chip único permite una revolucionaria simplificación del proceso de actualización de tarifas. Por todo ello, el TX-22 pronto se convierte en el taxímetro más vendido del momento y Taxitronic en la marca de referencia mundial.
Al mismo tiempo, el mercado Holandés ofrece a Interfacom SA la oportunidad de desarrollar soluciones de software de control de flotas (siempre orientadas al mundo del taxi), línea que irá adquiriendo cada vez más importancia.
Los responsables de I+D realizan durante la década de los noventa una intensa labor que cristaliza en el diseño y desarrollo de nuevos productos, materializados en el taxímetro TX-28, la impresora IR30, el periférico parlante PR30 y, sobre todo, en 1995, el taxímetro TX-30, que incorpora nuevos materiales como el plástico inyectado para aligerar considerablemente el peso del taxímetro y permitir un diseño más elegante, de formas redondeadas. Su software también es revolucionario, ya que permite programarlo sencillamente para incorporar aplicaciones posteriores y adaptarlo a las nuevas normativas. Todas estas prestaciones hacen que este nuevo producto se convierta rápidamente en referente internacional – el de mayor éxito de ventas de la compañía: se vendió hasta 2008- por su fiabilidad, versatilidad y durabilidad.